La microdermoabrasión es un tipo de exfoliación especialmente realizada con cristales de diamante, que prometen llegar hasta las capas más ocultas y profundas de la piel. Puede ser conocido también como un tipo de peeling químico, dividido en sesiones, en las cuales también pueden ser utilizados determinados ácidos con el fin de favorecer nuestra piel.
Generalmente, éste tipo de técnica suele ser aconsejada especialmente a personas que padecen fotoenvejecimiento, algún tipo de arrugas finas, pliegues en el rostro, o cualquier forma de hiperpigmentación. Es además un tratamiento recomendado para personas con padecimientos de secuelas de acné, queratosis seborreica, o marcas en la pieL.
Este tipo de tratamiento tiene su origen en la dermoabrasión, un procedimiento quirúrgico que remueve la capa superior de la piel pero, a diferencia de la microdermoabrasión, la dermoabrasión alcanza un nivel mucho más profundo de la epidermis, permitiendo una mejor reducción del acne, arrugas o manchas en la piel. El inconveniente de este tratamiento es su periodo de recuperación, que puede llegar a ser de varias semanas, por lo que muchos centros de belleza ofrecen como alternativa el tratamiento de microdermoabrasión.
En las horas posteriores a la finalización del tratamiento la piel se verá hinchada y roja debido al efecto dañino que tiene la exfoliación. Sin embargo, con el pasar de los días, comenzarán a reproducirse nuevas células de piel que reemplazarán a las eliminadas.